martes, 13 de noviembre de 2007

Cuentín

sin echarles mucho choro les dejo este cuentín:

Puedo volar por Un Fulano

-Puedo volar- dijo uno de ellos casi balbuceando sin poder articular bien las palabras.

-Yo también- dijo otro desde su camisa de fuerza.

-Y yo- dijo uno más que estaba sujeto a la silla.

-¡No podré ayudarlos si no ponen de su parte!- gritó el Dr. Gabriel a punto de salir de sus casillas- Ustedes padecen una enfermedad llamada esquizofrenia y ninguno de ustedes puede volar.

Y el grupo empezó a gritar “¡Si podemos!” y hubo algún atrevido que gritó: “¡Usted es quien está loco!” Lo que sacó por fin al doctor de sus cabales y arremetió gritando fúricamente:

-¡Todos están locos y son un peligro para la sociedad! Yo no quería pero ustedes me han obligado a utilizar medidas más extremas…- El doctor se acercó a una mesa donde tenía varias jeringas y tubos de ensayo. Llenó una jeringa con un líquido verde, se acercó a uno de sus pacientes dispuesto a inyectarle el contenido mientras pensaba para sí: “Es necesario que utilice este tratamiento no hay otra solución, estos hombres necesitan de mi ayuda y mano firme para superar su problema”. El paciente forcejeaba, lo miraba con pavor y los ojos desorbitados. El terror invadió las caras de los otros pacientes sabiendo que ellos serían los siguientes. Un escándalo reinó en la sala de muros blancos. Una expresión de derrota apareció en el rostro de Gabriel, pues tuvo que recurrir a un recurso que esperaba no fuera necesario. La aguja destellaba con la luz y se acercaba peligrosamente al brazo del paciente. De repente, y sin que ninguno esperara un sonido tan macabro, un grito de dolor silenció al resto de los que reverberaban en la sala….

El doctor boca abajo con la nariz rota y encima de él un hombre que se había liberado de sus ataduras en los pies. Ayudó a los demás a desatarse y entre todos llevaron al doctor a la azotea del edificio.

Cuando Gabriel abrió los ojos estaba al borde de un precipicio de ocho pisos comprendió de inmediato qué estaba pasando al ver los fuertes puños ciñéndolo por los brazos.

El doctor se dijo así mismo “es necesario que utilice este tratamiento no hay otra solución, este hombre necesita de mi ayuda y mano firme para superar su problema”

Asintiendo con la cabeza el doctor dijo: “¡Suéltenlo!" Los puños se abrieron y Gabriel se precipitó de inmediato. Sin interrumpir su alarido aterrador con los brazos desgarraba el aire tratando de aferrarse a él. Cada vez más cerca del concreto. Y el alarido se detuvo.

En el techo los aplausos no se hicieron esperar. Y todas las miradas estaban en Gabriel surcando el cielo como un ser humano. Los enfermeros y doctores se elevaron desde la azotea para acompañar a Gabriel que no podía ni parpadear mientras admiraba el cielo lleno de parvadas de hombres y mujeres sobre la ciudad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

súper! ya puedo dejarte mensajillos! muajajajajaja! sólo que mi comentario inteligente que había escrito, se me olvido, ja! así que te aguantas! chau

pepe* no es anónimo!

Anónimo dijo...

Gracias por la recomendacion que hiciste de la obra de NORVAK, la fui a ver y la verdad me agrado bastante ojala recomiendes otros eventos para ir verlos, gracias

Anónimo dijo...

Upss!! me equivoque y deje comentario de Norvak donde no debía pero bueno sorry, La 1ra vez que lei el cuento el final lo senti medio confuso pero bueno ahora que lo releei creo que ya me quedó claro. : P